Hace un tiempo, en mi práctica de natación, cuando aún podía disfrutar de este hobbie, un compañero me preguntó: ¿Sonia, tú que haces?
Soy consultora de restaurantes, le contesté. Por su cara de sorpresa vi venir las mismas preguntas que siguen en este tipo de conversación:
¿Y eso dónde se estudia?
¿Qué hace un consultor de restaurantes?
¿Tú eres chef?
Son la clase de cuestionamientos que con frecuencia me hacen en muchos lugares, en una diligencia médica o financiera, mis amigos y hasta mi familia. Inicialmente les explico que no se estudia para ser consultor de restaurantes, o por lo menos que no es una “carrera”.
Un consultor de restaurantes se hace. En mi caso particular a través de la combinación de mi formación como Ingeniera Industrial y la aplicación de las competencias adquiridas en el sector de la restauración, durante muchos años de experiencia.
En este tipo de consultoría se concibe el restaurante como un sistema de relaciones compuestas por equipos, procesos, personas y otros elementos, que deben funcionar articuladamente para lograr un excelente producto, una experiencia perfecta y los resultados financieros que cumplan con las expectativas de sus propietarios.
Eso es que lo hago como consultora, estructurar y mejorar la operación de los restaurantes, dar la mano al empresario para fortalecer los procesos que debe gestionar, ayudar a posicionar un concepto, volver sostenible un negocio y hacer crecer una marca.
Al final me doy cuenta que, como consultora, mi objetivo es contribuir al logro de las metas y sueños de quienes tienen restaurantes.
